Comentario
a la parashá de Nóaj
El Fin del Mundo
Están
de moda las películas y los libros que tratan de un terrible episodio, tanto si
es bélico como si trata de un gigantesco desastre climático o sideral, que
lleva a un inesperado fin del mundo. Unos pocos supervivientes se enfrentan con
una penosa reconstrucción del mundo, lo más parecido al anterior que conocían.
En algunas películas se sirven de los adelantos científicos y en otras
versiones regresan a la ‘prehistoria’.
De
todos modos, se trata siempre de intentar confrontar la imaginación con una
crisis terrible en que desaparece todo lo conocido y el hombre debe aprender de
nuevo los rudimentos más esenciales para poder sobrevivir. E intentar construir
una sociedad más humana, más ética, más amable.
El Caos
El
desastre del Diluvio, y más tarde el de la Torre de Babel, son borrones de la
Humanidad ante un potencial mucho mejor, que deben aprender a poner en marcha.
La Humanidad puede hacerlo mucho mejor de lo que hacía, solo necesita aprender
el código natural que rige el mundo, no solo para no causar daños innecesarios,
sino para sacarle el provecho de un modo adecuado.
Según
nuestros Sabios, el Diluvio estaba en plena etapa del Caos, una era oscura en
la que el hombre desconoce el significado del código natural, o desconoce
incuso que haya un código, sino que cree que todo funciona accidentalmente, por
puro capricho.
Dentro
del Arca una familia se salva, la familia destinada a reconstruir el mundo. Es
lo mejor de la especie humana, aunque ni de lejos lo mejor que podría haber
habido. Si Nóaj (Noé) hubiera vivido en tiempos de Avraham, hubiera quedado
relegado a niveles muy por debajo del de nuestro Patriarca. Dentro la familia
de Nóaj hay gran potencial, pero también hay una ‘oveja negra’, Jam (Cam) padre
de Cná’an. Jam es un inconformista, el peor sentido de la palabra, que rechaza
las directrices divinas, no por considerarlas incorrectas, sino por no querer
seguir pautas impuestas. Quiere demostrar a todos, y a sí mismo, que es libre
de obrar como le dé la gana. Prefiere un mundo caótico e ir probando las
posibilidades más descabelladas sin sentir remordimientos.
Directrices naturales
y sobrenaturales
En
realidad, los Sabios enfocan su rebeldía en los temas sexuales, al participar
en un atentado contra su padre Nóaj. Unos opinan que Jam y su hijo Cná’an
violaron a Nóaj cuando estaba borracho y otros opinan que lo castraron para que
no tuviera más hijos. De todos modos se trataba de una rebeldía contra la directriz
natural, con la diferencia que ahora ya sabe que está atentando contra la
naturaleza.
Esta
es, como hemos dicho, la directriz natural. Pero hay también un criterio
sobrenatural, aún desconocido para ellos.
Debemos
reconocer que el Hombre está por encima del resto de la naturaleza. Posee unas
cualidades especiales, en su propia naturaleza, que lo señalan como especial:
en su sistema nervioso, en su cerebro, en el funcionamiento de sus órganos
físicos. Todo indica que la naturaleza le brinda un papel especial, una misión
sobrenatural, que podríamos llamar ‘divina’, marcada por todas estas dotes que
la naturaleza le otorga, aparte del alma trascendental que no tienen el resto
de las criaturas.
la Historia
El caso
es que la mayoría de los miembros de esta Humanidad no están dispuestos a
aceptar este cometido divino y quieren ‘solidarizarse’ con el resto de la
naturaleza en un funcionamiento rutinario desvinculado de responsabilidades
extraordinarias.
Por
ello nos maravillamos al encontrarnos al final de la parashá emerge la figura
de Avram, el futuro Patriarca Avraham, como un sol radiante, como dice el
profeta Yesha’yá (Isaías 41:2). Un hombre; el único, de momento, que merece el
nombre de Hombre por el simple hecho de aceptar esta misión especial que la
naturaleza le brinda, haciendo uso correcto de su alma y de su cuerpo. Un
hombre que pone en funcionamiento todas sus capacidades para intentar mejorar
el mundo en que vive. Y nosotros somos sus hijos, fieles y tenaces seguidores
de su camino, como indica el mismo profeta en el mismo capítulo.
Aquí
comienza la verdadera Historia, ya que, según nuestros Sabios, todo lo que
antecede a Avraham no puede de ningún modo entenderse al pie de la letra, sino
que forma parte del llamado “Ma’asé Breshit” – Acto de la Creación, una ciencia
esotérica a la que se llega después de largos estudios de la Torá, sin posibles
atajos. Y lo que vamos aportando son resúmenes simplificados de lo poco que nos
destaparon los Sabios.
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