Comentario a la
parashá de Miquets
Fin de la prisión
La palabra
‘miquets’, en hebreo, significa ‘al final’. El midrash habla de la expresión,
usando el versículo de Job 28:3, diciendo que el Creador ‘pone final a la
oscuridad’. Hay cosas que son o pueden ser eternas, mientras que otras tienen
un seguro final. La oscuridad es una de las que tienen fin, que no son
infinitas.
En nuestro caso,
se trata de los años de prisión de Yosef en la cárcel del Faraón. Según nuestra
tradición, estuvo Yosef encerrado durante doce años: unos primeros diez años
hasta que se le ocurrió pedir ayuda al copero del rey, al final de la parashá
anterior, y se le añadieron otros dos años de oscuridad en la prisión.
Dos años que,
como todos los que se pasan en prisión, son de suma oscuridad. Seguramente se
haría muchas preguntas sobre el motivo de su encarcelamiento injusto, de su
injusta esclavitud en manos de Potifar y su mujer, del injusto trato recibido
de sus hermanos, que lo echaron al pozo y luego lo vendieron a unos
comerciantes que lo llevaron a Egipto.
Tantas
injusticias seguidas, inexplicables todas ellas, seguro que tienen un motivo
mucho más allá de lo normal. Algo se está preparando. El midrash dice que
mientras Yaacov estaba en duelo, y Yosef sufría en su cautiverio, y sus
hermanos intentaban consolar a su padre, el Creador estaba tramando la
salvación de Israel. No solo la creación de un nuevo e incomparable pueblo, el
Hijo Primogénito del Creador, a quién entregaría la Santa Torá, sino que estaba
preparando la futura Salvación. No una salvación parcial, no una salvación
nacional, sino la salvación eterna de toda la Humanidad, hundida en el lodo del
pecado y de la maldad desde el pecado de sus primeros padres, Adam y Javá
(Eva).
Fin y finalidad
Hay un fin a la
oscuridad, dice Job; no dura para siempre. Y también hay una finalidad. Porque
cuando la luz viene después de una gran oscuridad, parece mucho más brillante y
nos damos cuenta mucho mejor del cambio dado, mientras que cuando siempre
tenemos la luz, nos cuesta mucho más apreciar correctamente su verdadero valor.
Y el midrash nos
dice que el valor de esta oscuridad es la preparación de la salvación. Y aquí
debemos entender que hay varios niveles de salvación. Hay salvaciones
‘pequeñas’ y hay una gran salvación. Las pequeñas salvaciones vienen a
librarnos de más o menos pequeñas penas. Hay penas como la de Yosef en la
cárcel, que para él sin duda era muy grande, pero comparada con otras, podemos
decir que era pequeña.
Filosofías griegas
Incluso las penas
de Israel durante la ocupación de los griegos, hace unos dos mil trecientos
años, cuando intentaban anular nuestra sabiduría milenaria cambiándola por sus
filosofías ateas, resulta una ‘pequeña’ pena en comparación con todo lo que
padece la Humanidad. No menos verdad es que la lucha que tuvieron los Macabeos
contra los griegos, culminada en la Salvación que celebramos en la Fiesta de
Janucá, la fiesta de la Inauguración del Templo, tuvo crucial importancia en el
desarrollo de la sabiduría judía que sumaba las técnicas de investigación
griegas a la base profética de nuestra Torá y con ello llegaban a las
fantásticas obras de la Mishná y del Talmud, que hasta aquél entonces eran
patrimonio de los Sabios y que así se convertían en patrimonio de todo el
Pueblo.
Libertad judía
De todos modos,
la perniciosa idea del ateísmo ha ido creciendo durante los últimos dos mil
años en el mundo. Su base está en la mal entendida libertad. Creen los
filósofos griegos y sus alumnos a lo largo de la Historia que la teocracia, el
gobierno por medio de mandamientos divinos, limita la libertad individual de
cada uno de nosotros. Si esto fuera así, deberíamos efectivamente luchar contra
la teocracia.
El punto de vista
del judaísmo, por supuesto, está muy lejos de aceptar este concepto de
libertad. Y parece que la ciencia moderna se está acercando a nuestros
conceptos, ya que se está demostrando que la verdadera libertad es cuando
puedes hacer uso de todas tus capacidades físicas, intelectuales y morales. O
sea, que la verdadera libertad es el uso correcto de lo que tienes, y que
cuando usas mal tus posibilidades, en realidad estás limitando tu propia
libertad.
Los mandamientos
de la Torá nos proporcionan el dominio de estas facultades para poder usarlas
correctamente en el verdadero trabajo de la Humanidad, que es mejorar el mundo
en qué vivimos.
Incrementar la luz
El final de la
oscuridad depende de varios factores. En primer lugar debemos saber que
llegaremos a esta meta, sea como sea, pero que depende de nosotros si la llegada
será fácil y dulce o difícil o incluso cruel. Precisamente cuando nosotros
desarrollamos nuestra verdadera libertad, al desplegar nuestras capacidades en
todo su esplendor, nos hacemos más dignos de alcanzar la meta. Justo con ello
va desapareciendo la oscuridad, más y más. Sabemos perfectamente que el mundo
está lleno de fuerzas y personas que se oponen a este proceso de libertad y de
luz; nuestro consuelo reside en que con un poco de luz se disipa mucha
oscuridad.
Las luces de la
Januquiá, reflejando levemente la gran luz de lo que era el Candelabro de
nuestro Templo, sirven para recordarnos esta luz que cada uno de nosotros
puede, y debe, aportar para llegar al final de la oscuridad. Cada lucecita
resplandece por separado, indicando la libertad y la importancia de cada
individuo en el proceso. Cada día se añade una lucecita más y con ello se va
llenando el mundo de más y más luz.
La luz de la Torá
En otra
dimensión, que viene a ser casi exactamente lo mismo, debemos añadir cada día
un pequeño esfuerzo en nuestro esfuerzo por saber más, por entender mejor cómo
usar correctamente el gran potencial de éste mundo en qué vivimos. Una página
del Talmud, un capítulo de Mishná, etc. Precisamente este lunes, 23 de Quislev
(15 de diciembre) hemos comenzado un nuevo ciclo de estudio de “Mishné Torá” de
Maimónides, que durará unos tres años en los que abarcaremos toda la obra
enciclopédica de nuestro gran Sabio en la que resume todas las enseñanzas del
Talmud. Estudiando un capítulo cada día (las dos primeras semanas son para la
introducción y para la lectura resumida de la lista de los 613 mandamientos, y
solo en el shabat 5 de Tevet – 27 de diciembre –, se comienza el primer
capítulo) conseguiremos nosotros también añadir más y más luz y aceraremos un
poco más el final de la oscuridad.