Capítulo
5 de Moré Nvujim
Los verbos ‘mirar’
Maimónides
dedica muchos apartados de su libro Moré Nvujim (la Guía de los Perplejos, o
mejor dicho: el Maestro de los Confusos) a explicar asuntos muy profundos de la
Torá.
En el
capítulo 4 explica el verdadero significado de tres verbos hebreos: ראה ra’á,הביט hibbit, חזה jazá,
normalmente traducidos como ‘ver’ o ‘mirar’, diciendo que muchas veces deben
entenderse en su significado figurado: ‘entender’ los asuntos de los cuales se
habla.
Y para revelar
la expresión que Moshé “temía mirar (del verbo hibbit) al Eterno”, explica lo
relacionado con el estudio de la Divinidad, llamémosla teosofía, teología, o
como queramos. Pero limita este estudio al grado de comprensión del estudiante,
como podemos ver ya en el capítulo 5 de su primera parte, donde dice lo
siguiente:
Matar sus Pasiones
No
debe el hombre lanzarse de buenas a primeras a entender un asunto tan vasto o
importante como es el de ‘contemplar el comportamiento divino’ sin haberse previamente
adaptado al estudio de las diversas ramas de la ciencia y del conocimiento,
acrisolar perfectamente su carácter moral y matar sus pasiones y deseos imaginarios.
Cuando
haya adquirido cierto conocimiento de las verdaderas proposiciones
fundamentales, acertado a comprender los diversos métodos deductivos y de
prueba, y aprendido a preservarse de sofismas y falacias, entonces podrá
emprender la investigación de este asunto. No será bien que resuelva cuestión
alguna a la primera opinión que le acuda al pensamiento, ni que de pronto
violente su inteligencia para alcanzar conocimiento del Creador; sino que deberá
tener modestia y paciencia, y adelantar paso a paso.
Temor de mirar
Sobre
este tema fue dicho: "y Moshé ocultó su rostro, porque temía mirar a D’"
(Shmot 3:6), y al parar mientes en el sentido literal de este pasaje, de que Moshé
temía contemplar la luz que se le aparecía a los ojos, no debemos en manera
alguna afirmar que pueda percibirse con la mirada aquél Ser que se levanta muy
por encima de toda imperfección.
Y Moshé fue alabado por ello, y el Eterno le otorgó de su Bondad hasta que se pudo decir de él que “vio la imagen del Eterno” (Bmidbar 12:8) y nuestros Sabios afirman (Talmud Bavlí Brajot 7a) que es el premio que recibió por haber temido al principio mirar al Eterno. Mientras que "los excelentes de los hijos de Israel" eran impetuosos, y dejaron que sus pensamientos se descarriaran sin freno, y lo que percibieron era imperfecto; por eso se dice de ellos: "Y ellos vieron al D’ de Israel, y había debajo de sus pies como un embaldosado de zafiro y como la sustancia del cielo de pureza. Y a los excelentes de los Hijos de Israel no tendió su mano, y vieron al D’ de Israel y comieron y bebieron" (Shmot 24:10). Se propone todo el pasaje criticar su visión, no describirla. Se les censura porque su percepción era corporal, obligado fruto de la precipitación de quienes se aventuraron sin estar preparados, mereciéndose el exterminio. Moshé intercedió por ellos y los salvó, hasta que perecieron en Tav’erá (Bmidbar 11:1-3) y Nadav y Avihú en la inauguración del Tabernáculo (Vayicrá 11:1-2), según nos explica la verdadera tradición.
Que se santifiquen
Pues
si esto les acaecía a ellos, ¿cuánto más a nosotros, que somos inferiores, y a
los que están por debajo de nosotros? Los cuales deben perseverar,
perfeccionando el conocimiento que tengan de los elementos, y tratando de
comprender rectamente los preliminares que purifiquen el pensamiento de toda mácula
de error; luego, podrán entrar al campamento santo y divino, y contemplarlo,
según la Biblia dice: "Y que también los sacerdotes que se acercan al
Señor, que se santifiquen" (Shmot 19:22). Y también Shlomó recomienda:
"guarda tu pie cuando vayas a la casa de D’" (Cohélet 4:17).
Y
ahora quiero volver al principio, para completar lo que comencé. Y diré que los
excelentes de los Hijos de Israel, aparte de lo que les ocurrió por su falta de
entendimiento, también sus obras estuvieron desenfocadas y se giraron hacia lo
corporal, ya que su entendimiento no era completo.
Por esto dice que “vieron al
D’ de Israel y comieron y bebieron” (Shmot 24:11). Y en cuanto a la expresión
de “debajo de sus pies como un embaldosado de zafiro y como la sustancia del
cielo de pureza”, la explicaremos en algunos capítulos a continuación (1ª
Parte, cap. 28 y 2ª Parte, cap. 26).
Los negligentes
Únicamente
nos proponemos decir que, cuando quiera que en alguna parte se haga mención de
alguno de los tres verbos antes citados, se entiende referirse a la percepción
intelectiva, y no a la sensación de la vista; porque D' no es un ser que
pueda ser percibido por los ojos corporales. Y si la persona neglige y pretende
no llegar a este nivel deseado e interpreta los pasajes como si fuera la visión
de unas luces perceptibles, tanto si son angélicas como de cualquier otro tipo,
no hay en ello daño.
En este
capítulo hemos visto que Maimónides nos insta a que nos preparemos mucho para
alcanzar un grado de inteligencia que nos permita comprender adecuadamente los
pasajes bíblicos más complicados, acabando con una ‘rebaja’ para aquellos que
no quieren o pueden llegar al grado intelectual adecuado, que por lo menos comprendan
que se trata de asuntos muy por encima del grado material que normalmente
encontramos.
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