viernes, 2 de marzo de 2012

No estropear


comentario sobre Rambam melajim cap. 6, 10

Los árboles del enemigo
Cita Maimónides en el Libro Mishné Torá, en las halajot que se refieren a los reyes y sus guerras, capítulo 6, a partir del artículo 7 y hasta el 10, una ley que aparece en la Torá, en el Deuteronomio (20:19) y que prohíbe la destrucción de los árboles frutales del enemigo, y que permite cortar solo aquellos que no dan fruto para construir las máquinas de guerra. Maimónides habla de aquellos árboles frutales que ya no dan buen fruto, que pueden cortarse aun sin un motivo especial, al igual que los árboles que no son frutales.
Y en el artículo 10 dice que no solo está prohibido cortar los árboles, sino que también está prohibido estropear utensilios o desgarrar la ropa o derrumbar una casa, cegar un pozo o echar a perder la comida, transgrede este mismo precepto llamado en hebreo bal tashjit. Pero añade al final que cuando no se trata de un árbol, no se aplica al transgresor el castigo usual, sino el que se le da al que transgrede preceptos rabínicos.
Sin castigo
Para explicar este último punto, por qué no se castiga a una persona que desperdicia la comida o que rompe las cosas sin motivo, dice el Léjem Mishné (Rabí Avraham ben Moshé de Boton, 1558-1588) que se trata de una prohibición rabínica, ya que según la Torá está prohibido solo destruir los árboles frutales y nuestros Sabios son los que añadieron las otras restricciones.
Pero en Shulján-Aruj-Harav (del rabino Shneur Zalman de Ladi, 1745-1812) dice que cualquier tipo de destrucción está prohibido por la Torá, tal y como dice Maimónides al principio de sus palabras. Y dice que es muy lógico (קל וחומר kal vajómer = a fortiori), ya que si la Torá prohíbe incluso la destrucción de los árboles del enemigo, seguro que prohíbe también la destrucción de cualquier propiedad de quienes no son enemigos.
Y el motivo por el cual no se le aplica el castigo normal a aquellos que destruyen la comida o los utensilios, puede explicarse de la siguiente manera: efectivamente es una prohibición de la Torá, pero que se aprende como conclusión lógica kal vajómer, y la norma dice que no se aplica castigo a partir de conclusiones que no están explícitamente escritas en la Torá.
No desperdiciar
Por lo tanto, debemos entender que está prohibido por la Torá desechar cualquier alimento que es bueno para el consumo humano, y solo entonces puede darse a los animales o dársele otro uso.
El consumo humano incluye todo aquello que el hombre necesita, aunque no sea para comerlo, como por ejemplo, pueden usarse alimentos para obtener colorantes para tejidos, etc. Igualmente pueden usarse para adorno. Pero no está permitido tirar arroz sobre los novios en un lugar en que luego no se pueda recoger, por ejemplo si se tira en un lugar húmedo o con césped que impedirá su recolección. También cuando se tiran confites al Bar Mitsvá, deben estar correctamente envueltos en papel para evitar que se ensucien y no puedan consumirse. 


En la base de esta prohibición está, por supuesto, el reconocimiento de que todo lo que creó el Eterno en nuestro mundo tiene su provecho y está prohibido despreciarlo y desperdiciarlo. tanto si sabemos qué uso darle como si no lo sabemos, debemos abstenernos de un mal uso de las cosas, sobretodo cuando se trata de comida que puede ser aprovechable para otros. Un lugar muy especial se concede al pan, que es la base del alimento humano, que no debe echarse a la basura mientras sea comestible para los animales.
Tres condiciones
En Shulján Aruj Harav aporta tres condiciones para la destrucción permitida:
1.       Cuando no se puede arreglar sin destruir, como al cortar un árbol frutal cuando molesta al desarrollo de otros.
2.       Cuando la destrucción es para el uso humano, como al quemar una mesa para calentarse.
3.       Incluso cuando el provecho es indirecto, como cuando el capitán de los guardianes del Templo quemaba la ropa de los Levitas que se dormían en guardia, para que en el futuro no rompieran la guardia.

(Adaptado de Dvar Maljut 26,2,12, pág. 67)

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